Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Rochester ha puesto de manifiesto la importancia del estado emocional de la mujer embarazada para la salud inmunitaria del feto. Participaron en el experimento 210 mujeres embarazadas de entre 20 y 34 años. Se midieron los niveles de ansiedad en las semanas 8 a 12, 20 y 32 de embarazo, tras lo cual el estudio continuó una vez nacidos los bebés.

Cuando los bebés tenían 6 meses, los médicos analizaron la respuesta inmunitaria de los niños tras la vacunación contra la hepatitis B. Los resultados mostraron que el nivel de ansiedad materna tenía un efecto directo en la fuerza de la respuesta inmunitaria de los niños: cuanto mayor era la ansiedad materna, menos eficaz era la inmunidad de los recién nacidos.

Una prueba adicional de respuesta de las células inmunitarias confirmó que los niños nacidos de madres con altos niveles de ansiedad eran más propensos a tener respuestas inmunitarias innecesariamente agresivas.

Analizando los resultados, los científicos concluyeron que el estado emocional de la futura madre tiene un impacto significativo en la formación de la inmunidad del niño. Este descubrimiento subraya la necesidad de prestar atención al bienestar psicológico de las embarazadas para garantizar la salud y la protección de los niños desde una edad temprana.