A pesar de las numerosas advertencias de médicos y científicos, los solarium siguen gozando de gran popularidad entre la población. Así lo confirman los resultados de un estudio realizado por científicos de la Universidad de Heidelberg en Alemania. El estudio, que abarcó a casi 5.000 residentes alemanes de entre 14 y 45 años, encontró que alrededor del 40 por ciento de los encuestados había visitado un salón de bronceado, y uno de cada siete lo había hecho recientemente.
La principal motivación expresada por los visitantes de los solariums es simple y clara: el bronceado artificial ayuda a relajarse y hacer su apariencia más atractiva. Estas dos razones son especialmente relevantes para las mujeres, quienes, como resultado, constituyen la mayor parte de los clientes de los salones de bronceado. Aproximadamente la mitad de las mujeres encuestadas admitieron que visitan el solárium precisamente para sentirse más bellas y seguras.
Sin embargo, el estudio también reveló una tendencia alarmante: las mujeres con mayor probabilidad de desarrollar cáncer de piel son las que más probabilidades tienen de ser clientes habituales de los salones de bronceado. Estos hallazgos son preocupantes porque la radiación ultravioleta utilizada en las camas de bronceado aumenta significativamente el riesgo de melanoma y otros cánceres de piel.
Los investigadores señalan que las que corren riesgo son principalmente las mujeres jóvenes que trabajan. A menudo creen que el bronceado es un atributo invariable de atractivo y éxito. Es esta creencia, reforzada por la publicidad masiva, la que hace que las camas de bronceado sean tan populares, a pesar del vínculo demostrado entre su uso y un mayor riesgo de cáncer.
Los médicos y científicos han enfatizado repetidamente que el bronceado artificial no es una alternativa segura al sol natural. Las lámparas ultravioleta utilizadas en los salones de bronceado pueden ser incluso más peligrosas que los rayos del sol. Sin embargo, la publicidad sigue promocionando la imagen de una persona bronceada y segura de sí misma, lo que sólo aumenta el deseo de la gente de visitar los salones de bronceado.
La conclusión del estudio destaca la necesidad de campañas de información más activas para crear conciencia sobre los riesgos asociados con el uso de camas solares. Sólo a través de la información adecuada y cambiando la percepción pública sobre el bronceado podremos reducir el número de personas dispuestas a arriesgar su salud en aras de un atractivo visual temporal.