El mito de que un embarazo normal debe durar exactamente 40 semanas se está disipando. De hecho, un embarazo normal puede durar entre 38 y 42 semanas.

Sin embargo, hay casos en los que los embarazos duran más, lo que provoca preocupación y riesgos. Según la Organización Mundial de la Salud, estos casos representan alrededor del 10% de todos los embarazos. Veamos cómo identificar un embarazo excesivo, a qué signos hay que prestar atención y qué riesgos pueden surgir para la futura madre y el feto.

No todos los embarazos de más de 40 semanas son embarazos excesivos. Algunos casos se deben simplemente a un cálculo incorrecto del término. Determinar con precisión la edad del embrión y predecir la fecha del parto no es tan sencillo. Existe una distinción entre transferencia verdadera (biológica) e imaginaria (cronológica). En este último caso, el embarazo se prolonga cronológicamente, pero el parto se considera a término.

Si una mujer ha tenido un ciclo menstrual más largo, su bebé puede desarrollarse más lentamente y el embarazo puede durar más tiempo. Se trata de una variante normal denominada embarazo prolongado. Es importante señalar que, en este caso, el bebé suele nacer completamente desarrollado y sano, sin signos de sobremadurez.

Un embarazo sobremaduro es aquel que termina con el nacimiento de un bebé sobremaduro. Estos recién nacidos suelen presentar signos característicos como piel seca y arrugada, uñas y pelo largos, ojos abiertos y actividad. Sin embargo, no todos los embarazos prolongados dan lugar a una sobremadurez.

Existen riesgos asociados al embarazo excesivo, aunque alrededor del 95% de los bebés nacidos entre las semanas 42 y 44 no suelen tener problemas de salud. Uno de los riesgos es la disminución de la capacidad de la placenta para proporcionar al bebé suficiente oxígeno y nutrientes. Esto puede provocar hipoxia y síndrome de aspiración de meconio (inhalación de heces primordiales), que requiere tratamiento especializado.

Además, los bebés nacidos después de la semana 42 pueden empezar a "sobremadurar", ganando un peso excesivo, lo que aumenta el riesgo de complicaciones en el parto para la madre y el bebé. Es posible que se produzcan partos débiles, hemorragias y una mayor incidencia de cesáreas. Las mujeres Rh tienen un riesgo adicional de ictericia hemolítica grave en el bebé.

Identificar un embarazo prematuro puede ser difícil, ya que no siempre hay signos evidentes. No obstante, existen varios métodos de diagnóstico, como ecografías, análisis de sangre y de líquido amniótico, entre otros. La decisión sobre los pasos a seguir depende de una combinación de distintos factores y métodos de examen que permiten al médico evaluar el estado tanto del bebé como de la madre.

La observación de un embarazo a término implica la posibilidad de inducir el parto, pero la decisión sobre el método de parto depende de muchos factores. Es importante subrayar que cada embarazo es individual y que la decisión se toma teniendo en cuenta todas las circunstancias y factores que se presentan en el momento del diagnóstico.