La sal es uno de los componentes más antiguos e importantes de la dieta humana. Añade sabor a la comida y juega un papel clave en el mantenimiento del equilibrio hídrico y electrolítico del cuerpo. Sin embargo, el consumo excesivo de sal puede causar graves problemas de salud, como hipertensión arterial y enfermedades cardíacas. Por lo tanto, es importante controlar su cantidad en la nutrición diaria.

La necesidad de sal del cuerpo es pequeña. La ingesta diaria recomendada es de 5 g de sal (equivalente a una cucharadita). Sin embargo, muchos de los alimentos que comemos a diario ya contienen cantidades significativas de sal. Por ejemplo, 75 g de arenque salado o 150 g de pepinos encurtidos pueden satisfacer plenamente o incluso superar la norma de ingesta de sal. Además, los perritos calientes, las salchichas y el queso también son ricos en sodio. El exceso de sal en los alimentos puede provocar acumulación de líquido en el cuerpo y aumentar el estrés en los riñones y el corazón.

Para evitar exceder la ingesta de sal, es importante leer atentamente las etiquetas de los alimentos en la tienda y elegir opciones con menor contenido de sal. También vale la pena agregar sal al plato terminado ya en el plato, y no durante el proceso de cocción. Esto le permitirá controlar mejor su cantidad. En lugar de sal, puedes utilizar especias y hierbas como albahaca, tomillo o ajo, que añaden sabor sin las calorías ni el sodio adicionales.

Los sustitutos de la sal, como la salsa de soja o el ketchup, suelen tener un alto contenido de sodio, por lo que también es una buena idea limitar su consumo. Intente consumir la menor cantidad posible de productos preparados y semiacabados, ya que a menudo están “enriquecidos” con sal para mejorar el sabor y prolongar su vida útil.

Si has consumido en exceso alimentos salados, es importante restablecer el equilibrio. Para ello, aumenta el consumo de verduras y frutas frescas, que ayudan a eliminar el exceso de sal del organismo. Recuerda que 1 g de sal “retiene” 100 ml de agua en el cuerpo, por lo que es importante vigilar la cantidad de líquido que consumes.

Para controlar aún más el consumo de sal, puedes adquirir un salero con pequeños agujeros para evitar el uso excesivo. Es mejor guardar el salero en un armario en lugar de en la mesa para evitar la tentación de añadir sal extra a la comida.