Según Michael Tipton, catedrático de Fisiología de la Universidad de Portsmouth, los pies y manos fríos en las mujeres no siempre son signo de enfermedad. En su investigación, revela las características únicas del cuerpo de la mujer, explicando que tal reacción del organismo es la norma y no la excepción.

Según el profesor, la vasoconstricción en las mujeres cuando baja la temperatura es más rápida que en los hombres. Esta característica se debe a la acción de la hormona femenina estrógeno, que regula el estado de los vasos sanguíneos periféricos. Así, en las mujeres, el organismo ahorra recursos para calentar las extremidades, destinándolos a mantener el calor de los órganos internos.

Muchos estudios confirman que el cuerpo femenino está sujeto a cambios de temperatura durante el ciclo menstrual. Además, las mujeres tienen más células grasas que los hombres, y estas células sirven de aislante natural, ayudando a mantener calientes los órganos internos.

Este fenómeno fisiológico, según el profesor Tipton, contribuye a la tasa de supervivencia de las mujeres al permitir al organismo asignar energía y recursos de forma más eficiente. Por tanto, las extremidades frías de las mujeres deben considerarse un mecanismo de defensa y no un signo de enfermedad.

A la luz de estas características fisiológicas, es importante comprender que la reacción del cuerpo al frío en las mujeres es un proceso natural que no siempre se asocia a patología. Este conocimiento ayudará a evitar preocupaciones innecesarias y exámenes adicionales, permitiendo que el fenómeno se perciba como parte del funcionamiento normal del organismo.